sábado, mayo 26, 2007

'La conspiración: El último atentado de los GAL'

José Amedo cuenta, con el estilo frío de alguien acostumbrado a escribir informes policiales, los detalles de la conformación de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), mediante una crónica detallada, casi minuciosa de nombres, contactos, lugares que frecuentó y donde se dieron los primeros pasos de la lucha armada contra ETA.

Siguiendo instrucciones de mis superiores y de la jerarquía política”. Con esta frase, José Amedo, subcomisario de policía que organizó los GAL, comienza muchos de los capítulos de este documento. El rocambolesco secuestro de Segundo Marey , el asesinato de Ramón Oñederra ‘Katu’ y otras muchas acciones que según Amedo siempre estuvieron promovidas, coordinadas y subvencionadas por el brazo político del Estado. Algunas eran, según Amedo, conocidas y aceptadas por la oposición política, “el gobernador civil me aseguró que esa nueva postura que se iba a adoptar contra ETA era oficial, que incluso el jefe de la oposición, Manuel Fraga Iribarne, estaba al tanto”.

Mercenarios 'vs' asesinos
La falta de colaboración de las autoridades francesas y las urgencias del gobierno socialista por acabar con la banda terrorista ETA provocaron, según narra Amedo, que terminaran combatiéndolos -literalmente- con sus propias armas: “La procedencia del material era variada. Una parte se consiguió en Andorra. En una ocasión, un teniente coronel de la Guardia Civil le facilitó a Guy Metgue distintas pistolas. También le fueron entregadas, a él y a Jean-Louis, parte de las incautaciones practicadas a la banda armada.”

La contratación de mercenarios franceses, a los que se pagaba con fondos reservados del ministerio del Interior, se convirtió en algo –casi– rutinario y José Amedo, según cuenta, se limitó a facilitar esos contactos.

La traición

En febrero de 1993 José Amedo y Michel Domínguez fueron condenados a más de 108 años de cárcel. Amedo se sintió utilizado y engañado por quienes le prometieron un indulto inmediato. Los informes que conocía, las operaciones de los GAL en las que había participado y la información comprometida que tenía no fueron suficiente parta poder evitar la cárcel. Amedo carga con dureza contra Baltasar Garzón, al que acusa directamente de haber aprovechado la justicia para ascender en política. “Me había usado como trampolín para saltar al estrellato judicial durante la instrucción de los sumarios del GAL y, ahora, para ocultar sus miserias judiciales continuaba manipulándome […] Usaba la justicia para su propia proyección y le importaba un bledo.”

José Amedo Fouce da nombres y apellidos de quienes participaban y conocían la actividad de los GAL en el sur de Francia y en el País Vasco. Los secuestros, los chantajes, los fondos reservados del ministerio, la implicación de jueces etc.

El juicio
Amedo asegura no tener miedo de revelar las circunstancias que rodearon al juicio, las presuntas presiones del Juez Garzón, el interés de Pedro J en catapultar a Aznar al gobierno y los millones de pesetas en dinero negro que presuntamente pagó el director de El Mundo por la información etc. En el libro insinúa en varias ocasiones que guarda cintas que revelan todas estas circunstancias “la mayor satisfacción que podría darme este libro es que alguno de los aludidos dijese que miento”.

‘La conspiración: el ultimo atentado de los GAL’
, es un interesante documento para conocer a fondo y de viva voz uno de los capítulos más oscuros de nuestra democracia.

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viernes, mayo 25, 2007


Las fábricas de olvido

Hace años, en la Rambla de Cartagena, nos reuníamos un buen grupo de amigos. Seres de todo tipo pasaban por aquella zona. Algunos se acoplaban y bebían vino y cola con nosotros. Recuerdo un tipo que nos venía a visitar casi todas las noches. Tenía el rostro lleno de marcas y en su cuerpo se adivinaba la tragedia sanitaria que las drogas le estaban provocando. A pesar de ir siempre colocado era un tipo inteligente y decía que escribía. Una noche andaba muy trastornado, no recordaba el nombre de un poema. Nos recitó un trozo y lo atribuyó a Benedetti. Mi amigo León Lozano y yo seguíamos de cerca la trayectoria literaria de Benedetti, pero ese no lo conocíamos. Terminaba "...tanto, tanto que no darán a basto las fábricas de olvido".
El tipo pasó toda la noche muy nervioso, intentando recordar pero las horas sin dormir y la química de su sangre podían más que su cerebro. El caso es que, días después, me afané buscando el poema. Primero en los libros que tengo de Benedetti, después en Internet, buscando la última frase que recordé de aquel borracho: "...no darán a basto las fábricas de olvido". Con el tiempo desistí, hasta ayer, que, acabando de leer
la historia del buscador Google, tuve una idea. El misterio que no pude esclarecer en años apareció en el caché de un pdf guardado en Google desde vaya usted a saber cuando. El poema se llama Cosas a hallar. El tipo tenía razón.

Cosas a hallar

Hallaré a tantos

como se proponga

la piel de mis quimeras

hallaré los presagios de los jóvenes

los años ya sin fondo de mi madre

todo el pasado y sus señales de humo

hallaré la pobreza y las miradas

las esquinas del viento y del amor

los lugares comunes

y los extraordinarios

hallaré el mar filtrado por los pinos

la lucha hecha salitre y abandono

el ámbito de sol

el desolado

queda por ver lo que hallaré escondido

tras de los muros o entre las cenizas

y lo que no hallaré de ningún modo

faltarán muchos

tantos

que no darán abasto

las fábricas de olvido.

martes, mayo 22, 2007

Palabra de Aznar

“Los españoles votaron al PSOE tras los atentados del 11M por cobardía”

“Es más, ahora todos los que voten a algún partido que no sea el Partido Popular estarán votando al terrorismo. Palabra de Aznar.

Hasta este punto llega la estupidez política de este país de políticos idiotas y corruptos. A quienes no están acostumbrados a los focos. A los que creen en lo que dicen cuando dan una rueda de prensa en la asociación del barrio, a los que les preocupa que las calles estén bien iluminadas, que en los parques no haya jeringas, que haya más espacios deportivos, en definitiva, a los que se preocupan de lo importante. Enhorabuena.

Los demás miraos de vez en cuando en el espejo de la sociedad, que cada vez se identifica menos con vuestros desmanes, insultos y desaguisados. A Aznar que nadie le cierre la boca, el idiota suele confirmar su condición al pronunciar unas pocas palabras.

Sorpresa, ingenio y humor negro al servicio del relato

ImageRelatos de lo inesperado está formado por 16 relatos cortos salpicados de humor negro, ironía e ingenio. El autor, mediante un manejo impecable de las descripciones y la contextualización, sitúa al lector en un plano muy cercano a la historia, tanto que en ocasiones llega a dirigirse a él “Ustedes seguramente pensarán que forcé un tanto mi invitación, pero de otra forma no la habría conseguido”.

Estas estrategias apelativas, irónicas o metafóricas, tan propias del cuento, le sirven a Roal Dahl para conducir al lector hasta el lugar preciso en el que dar un vuelco repentino y sorprendente a la narración. Los personajes incorporan pinceladas gruesas de formas inherentes al alma humana, el odio, la codicia, la envidia, los celos... y los convierte en el motor principal de estos relatos. A pesar de todo algunas de las historias son bastante sencillas y predecibles.

Otro problema que encuentro en esta obra es la traducción. Al leer el trabajo realizado por Carmelina Payá y Antonio Samons tengo el pálpito de que se han perdido algunos matices, juegos de palabras, dobles sentidos...pero repito, es sólo una sensación. 'Cordero asado', 'Apuestas' y 'Placer de clérigo' son los relatos verdaderamente inesperados de esta obra, los que hacen que merezca la pena comprar este libro y leerlo.

El autor de ‘Charlie y la fábrica de chocolate’ y ‘Matilda’, compaginó su labor literaria para niños con la escritura de relatos para adultos, integrados en revistas como Playboy o The New Yorker. Murió de leucemia en 1990, y dejó, además de su literatura e ingenio, la Roald Dahl Foundation, fruto de su especial compromiso con los problemas de la infancia.

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domingo, mayo 20, 2007


Miedo y asco en las vegas
Hunter. A. Thompson

En periodismo hay ocasiones en que las circunstancias que rodean una noticia, o incluso al propio periodista, superan el interés del mismo hecho noticioso. Este libro-reportaje cuenta el delirante viaje de Hunter S. Tompson y su abogado a Las Vegas para cubrir la Mint 400, una famosa carrera de motos por el desierto.

Dos amigos, un descapotable y un maletín lleno de éter, cocaína, anfetaminas y demás ácidos alucinógenos bastan para convertir la historia, desde las primeras páginas, en un psicodélico viaje por la ciudad del pecado. Las salidas nocturnas puestos 'hasta arriba', les causan más de un problema con trabajadores de casinos, camareras y recepcionistas, en una ciudad que parece diseñada para la alucinación permanente “El éter es la droga perfecta para Las Vegas, en esta ciudad les encantan los borrachos, son carne fresca para los casinos”


Todo se complica

La historia, contada forzosamente en primera persona, degenera a medida que el abogado de Thompson va vaciando el maletín mágico. El periodista comprende que la situación se le escapa de las manos “fui retrocediendo lentamente hacia la puerta. Una de las cosas que aprendes con gente de la droga es que todo es serio. Puedes darle la espalda a un individuo pero nunca se la des a una droga”.

Thompson construye un relato trepidante y divertido. Esta figura del que -hace años- se llamó ‘Nuevo periodismo’, sabe que lo importante no era la Mint 400, sino mostrar, en primera persona, un trozo de la sociedad norteamericana de los 70, reflejado en su propia aventura.

La heroína y el alcohol acompañan a Thompson desde que pasó por diversas cárceles en su juventud. Este Bukowsi del periodismo ha publicado también Los Ángeles del Infierno. La gran caza del Tiburón y El diario del ron. Los alucinógenos y el alcohol acabaron con él. Se suicidó en 2005.

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