viernes, septiembre 21, 2007

El propósito II

Como ya comentaba en ‘El propósito’, las metas constituyen la gasolina que el alma necesita para transportarnos y hacernos caminar lejos de la melancolía. Estas últimas semanas han sido duras. Kilómetros y kilómetros, nervios, y sobre todo noches en las que el sueño profundo y relajado era un lujo imposible. Al final todo ha merecido la pena. Ya he terminado la licenciatura y pronto empezaré las clases del master de RNE en Madrid. Ahora que unos propósitos se cumplen llevo unos días algo extraño, vacío. Tengo que reconfigurar los propósitos y empezar otra vida en una nueva ciudad en la que únicamente conozco a algunos amigos de La Manga. Será una buena experiencia. Los que nos libramos del servicio militar necesitamos de experiencias como la que ahora me toca vivir para despabilar. Ya extraño el olor del mar, y sobre todo ya te extraño a ti.